EDITORIAL · 08.02.2022 · 10:28 HS.
Nota editorial escrita por Luis Alberto Cano, director de nuestro diario digital y de FM Altos 97.9.
Con el paso del tiempo, y con la acumulación de experiencias (hermosa frase para escaparle a la idea del avance inexorable de la edad), uno ha comprendido en toda su magnitud que las internas en un partido político no pueden tomarnos por sorpresa.
Es una condición natural de todo grupo humano, así como la contradicción forma parte de nuestras vidas individuales y colectivas.
Hay internas en un club, las hay en una sociedad de fomento, las suele haber en una familia (el estereotipo de los Ingalls no existe), aparecen en un vestuario (y si no pregúntenle a Riquelme, entre otros), por lo tanto suponer que las discusiones planteadas sobre la base de miradas (e intereses) diferentes no pueden suceder en un partido político o, como se dice ahora, en un espacio (que vacía me suena esa palabra cuando estamos hablando de denominadores políticos/ideológicos comunes) suena a utopía, o mejor aún a cierta ingenuidad.
Pero como todo en la vida, o casi todo, debe haber límites, mucho más cuando se está en función de gobierno.
En tal sentido, es lamentable frente a la tragedia por la presencia del narcotráfico, el nivel de discusión que se refleja en los medios por las bravuconadas de dos integrantes del oficialismo, inmersos en una pelea verbal que por lo menos hasta anoche parecía no tener fin.
A esta altura me animo a decir que estoy tentado de sospechar que en definitiva se trata de una estrategia política/comunicacional para salir por arriba de la cuestión de fondo, de lo contrario resulta insoportable suponer que estamos ante la presencia de funcionarios de un gobierno que no funciona, y que ni siquiera pareciera contar con el liderazgo suficiente para decirles ( o mejor dicho, exigirles ) a los dos que se callen la boca.
La cuestión de fondo no es lo que Berni dijo de Aníbal Fernández, ni lo que Aníbal Fernández dijo de Berni. Estamos hablando de la presencia en nuestras calles de las evidencias fácticas de una tragedia que cruza a toda la sociedad; tragedia para la cual la dirigencia en general y las instituciones de la República parecieran mostrar, por un lado , incapacidad para hallar las respuestas adecuadas, y por el otro, poco interés en sostener una política de estado que vaya al hueso.
Se estigmatiza a quien consume. Se le cuelga un cartelito. Se lo señala con el dedo. Se lo deja tirado cuando reclama asistencia. Se llenan las cárceles haciéndonos creer que se combate a las mafias. pero en definitiva la droga, y por sobre todas las cosas el poder paraestatal que surge del dinero de la circulación de la droga cuanto menos es mirado de costado (por las dudas).
NOTA: a propósito: ¿qué pasa en Bahía con el crimen del mendocino, con la causa del abogado Rossi, con la investigación por el entrecruzamiento de llamadas, con las visitas que el abogado recibía en su casa del Patagonia, con los datos como arrepentido que dio luego de haber sido detenido en un procedimiento en la ruta cuando llegaba a la ciudad allá por el año 2006?.
Más allá de entender y aceptar la existencia de las internas en un partido, en un espacio político y en un gobierno, Berni y Aníbal Fernández deben ser sometidos a un estricto silencio. Aunque se acepte la teoría de estar ante la presencia de una estrategia para que la sociedad se entretenga con estas bravuconadas, resulta doloroso frente a la tragedia.
El gobernador en un caso y el presidente en el otro deberían mostrar signos de liderazgo y cuanto menos hacerlos callar, salvo que cual tirador inexperto en el uso de las armas, les guste pegarse un tiro en los pies de la gestión.
Nota editorial escrita por Luis Alberto Cano, director de nuestro diario digital y de FM Altos 97.9.