EDITORIAL · 15.09.2021 · 09:12 HS.
Nota editorial escrita por Luis Alberto Cano, director de nuestro diario digital y de FM Altos 97.9.
1) Hubo una sola causa. No. Como todos los fenómenos sociales, o la mayoría al menos, se trató de algo multicausal seguramente.
Pudo haber influido la campaña por momentos perversa de los sectores ( y no solo políticos) de la oposición respecto a las, cuanto menos, exageraciones ( y mentiras también) planteadas durante mucho tiempo en relación con la pandemia, a saber: la cuarentena más larga del mundo, el veneno de la vacuna, las vacunas que no llegan, llegan pero no alcanzan, que no vino la Pfizer, que la Pfizer vino recién ahora, que no llegan las segundas dosis, que las segundas dosis no alcanzan, que manden más aviones, que el curro está en mandar los aviones etc… En un momento en el que la ciudadanía estaba angustiada, y con razón, la repetición de esos argumentos en la búsqueda de un daño al gobierno, generaron además más angustia, más temor y hay que hacerse cargo de eso por más que haya servido para lograr el objetivo…
Pudo haber influido la situación económica. Obviamente. Pero la tasa de pobreza, que los salarios no alcanzan en muchos casos ni para llegar a fin de mes, que la jubilación para miles es una miseria, que los alimentos aumentan a cada rato, que los medicamentos también, es una realidad que parece no tener fin en esta Argentina desde hace décadas por más que renovemos las esperanzas y por más que Macri le eche la culpa a Cristina, y que Fernández le eche la culpa a los cuatro años de Macri…
Y entonces?. En ese fenómeno multicausal del que hablamos al comienzo, entiendo que hay uno que sirve para explicar la paliza electoral del domingo, por sobre todos los demás. Un intangible. Tanto o más intangible que los argumentos sobre la pandemia y las vacunas, tanto o más intangible que la situación económica.
Fue la foto. La foto del festejo. La foto con las caras sonrientes del cumpleaños. Y un cumpleaños festejado en la casa del poder con la presencia de quien encarna la máxima figura para nuestro ordenamiento institucional: el presidente de la Nación. Una figura que, en nuestro inconsciente colectivo, debe estar en el vértice de la ejemplaridad. Mucho más en un régimen hiperpresidencialista como es nuestro caso.
Fue un cachetazo sonoro en la cara de la sociedad que sintió el impacto. Como para no sentirlo. Si estábamos en un momento de gran incertidumbre. No sabíamos de qué se trataba este bicho. Estábamos lejos de las vacunas. Se había truncado nuestra vida en sociedad. Se nos decía cuídense. Se nos repetía ese mensaje: cuidémonos entre todos y resulta que en el medio para otros era algo así como cuídense ustedes que nosotros la pasamos flor y flor… Y ni hablar de las primeras pretendidas explicaciones…
Ese intangible, difícil de medir y mensurar hace un mes cuanto salió a la luz y que después fue obviamente fogoneado ( quién no lo hubiera hecho a un mes de una elección? ), se transformó en un dato palpable de la realidad el domingo. Fue un tsunami para el gobierno. Y que se nacionalizó en términos electorales.
Estoy convencido que entre aquella sumatoria de causas, esta fue la principal.
2) Gay estuvo muy sincero el domingo a la noche cuando dijo que “ni el más optimista de los nuestros imaginaba un resultado como el que obtuvimos”. También repitió, con la misma sinceridad que “los votos van y vienen”. Y yo diría , van y vienen y no son de nadie, mucho más en estos momentos donde los ribetes de las diferencias ideológicas parecen tan lavados.
De cualquier manera quiero decir que ese supuesto aval a la gestión luego de 6 años no debe agrandar ni al tridente con vértice superior en Gay, ni al resto de los que han formado esta coalición de gobierno. Efectivamente los votos no son de nadie. Porque si bien es cierto es hoy un espacio de poder reconocible a partir primero de Moirano , luego de Nardelli ( quienes advirtieron con buen ojo que la historia pasó por De Narváez inicialmente, después por Macri y ahora pasa por Larreta) , y todos apoyados en la capacidad de Gay para navegar aún en aguas turbulentas y estar siempre a flote, ninguno, tampoco el intendente, ha podido construir liderazgos fuertes y con peso específico propio por afuera del PRO que les permita sacar pecho en tal sentido. Es hora además, si no se marean con los votos de aquel tsunami que el intendente y su equipo de gobierno, entiendan que no solo basta con ir detrás de los intereses de los sectores privados para diagramar el espacio público, sino que el espacio público debe ser diagramado en función de los intereses del bien público o sea de todos para efectivamente ir transformando a la ciudad en igualitaria, contenedora, menos desigual…
3) Si la coalición opositora de Bahía Blanca, encabezada por una parte del peronismo, sigue creyendo que hay que hacer una oposición responsable, como si ser oposición significaría transformarse en un irresponsable en términos políticos y de gestión, difícil le será la cuesta a remontar.
La oposición, como le pasa a un gobierno en gestión, va construyendo su propio destino a lo largo del tiempo y con acciones y gestos que la identifican. De nada sirve salir a la calle, y plantear debates y discusiones a pocos meses de una elección, porque no se habrá construido nada o muy poco durante el camino previo y en consecuencia se le hará difícil a la población en general entender cuál es el rol que está jugando. Como diríamos en el barrio, entre lo más o menos malo o bueno conocido, y lo bueno por conocer, me quedo con lo primero. Más en una Argentina acostumbrada a vivir el presente, porque muchas veces nos han robado la esperanza del futuro.
Y al margen del tsunami de la foto que se nacionalizó en términos electorales, si la coalición opositora en Bahía Blanca se queda solo con el argumento de que la gente votó en contra del gobierno nacional y que contra eso no hay disputa, tampoco tiene futuro si es que efectivamente quiere en algún momento transformarse en gobierno.
4) Es un momento de euforia, obviamente. No es momento para buscar, pedir , dar explicaciones. Pero en estas sencillas reflexiones de un tipo que tiene la oportunidad de escribirlas y decirlas, quiero enfatizar que en algún momento el radicalismo deberá volver sobre sus pasos para transformarse otra vez en el gran partido nacional arraigado en los sectores medios y populares. Aquel de la militancia ejercida con el corazón en una mano y la institucionalidad en la otra, para defender posturas, posicionamientos ideológicos que en los últimos años muchos de sus dirigentes y militantes han dejado de lado para acompañar un movimiento conservador y desde un segundo lugar con el argumento (mentiroso) de “si no hacemos eso desaparecemos”.
Y una de las explicaciones que en algún momento debería dar y darse, más allá del supuesto reverdecer por los resultados del domingo, es cómo se llega a la postulación de un hombre como Lorenzo Natali (bueno si los hay, y doy fe) que apareció de la mano de dos peronistas, postulación que hay que decirlo ( nadie lo va a ratificar) pero que todos, en un primer momento, en Donado al 300, cuanto menos, miraron de reojo.
Como diría un amigo, tras los números del domingo, el Lori pasó a ser el hermano que no tuve.
En el lapso que queda para llegar a noviembre, se repetirá el tsunami? Tendrá el gobierno la posibilidad de navegar en aguas más tranquilas hasta ese día? Imposible aventurarlo en una Argentina repleta de urgencias…
Nota editorial escrita por Luis Alberto Cano, director de nuestro diario digital y de FM Altos 97.9.